El sol se ocultaba tras de las montañas
de sombras la tarde se estaba cubriendo
la casa de campo se regocijaba
había licores música y festejos
las voces las risas poblaban el aire
los niños jugaban bulliciosos juegos
Entre muchas flores fragantes hermosas
el rosal sin rosas vivía desierto
pero aquella tarde por casualidad
una enorme rosa de porte soberbio
rosada y coqueta llamó mi atención
la observé un momento la arranqué del llallo
afanado en darte tan precioso obsequio
Con ella en la mano me acerque a tu lado
“hoy por mí esta rosa dice que te quiero”
fue en tono de broma y tú sorprendida
al primer instante me besaste luego
Esa frágil rosa no se ha marchitado
y el beso es tibieza por magia del tiempo
Entre los pétalos la rosa escondía
sutiles aromas y un néctar secreto
que va mitigando tantas amarguras
tanto desconsuelo
Ocurrió un diciembre de nuestro pasado
yo te di una rosa tú me diste un beso
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