Érase un pintor ante a su lienzo vacío
absorto y distante sin nada que pintar
La ventana con las cortinas recogidas
y su cenefa dorada enmarcaba un paisaje
de etérea luminosidad en calma
El pintor de pie frente al caballete
con la paleta en la mano izquierda
y el pincel en la derecha
absorto en otros pensamientos
del escenario se apartaba
mientras en blanco la tela esperaba
Sentía dentro de sí el movimiento
vano y doloroso de la multitud humana
pareciéndole esta calma brillo
de moneda falsa
Érase un pintor ante a su lienzo vacío
absorto y distante sin nada que pintar
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