La sentencia

Había ahí un juez un abogado 
un policía un estrado un fiscal el traductor 
un policía el acusado y alguien más 
que no recuerdo tal vez por mi condición 
lamentable de villano

El policía vociferaba contra el acusado
El juez vestía toga y un sombrero desusado
El reo se sentía antagonista de escenario
sin espectadores en aquel teatro
y hubo varios años para el acusado

Lágrimas no hubo porque ya todo el llanto
había sido derramado y tampoco se sentía
la ametralladora repicar en un país lejano
con estridente y seco tableteo desolado
y la gente seguía madrugando a su trabajo
y comprando un mercado cada vez más caro

Y en la puerta cerrada recostado
otro policía con las piernas abiertas
y los brazos cruzados

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