Por caminos de herradura
calles empedradas y potreros
yo daba mis primeros pasos
recorriendo a pie o a caballo
la niñez de mis primeros años
Un bello pueblo entre montañas
en medio del amor de la familia
con un inspector dos policías
un telégrafo dos farmacias
y un periódico que llegaba
de la cabecera municipal
cada ocho días
Así despertaba yo a la vida
alegre en este mundo propio
sin extrañar lo que no tenía
ajeno a la presencia del deseo
confuso señuelo de alegría
Es tal vez un sueño mi pasado
revivido después de tantos años
pero él reverdece mi existencia
y conforma la vida que me queda
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