Vivimos en competencia
ensoñaciones y deseos
espectáculos y apariencias
alegrías y amarguras
donde el amor es un consuelo
Dependemos de un poder tramposo
manipulador laico y religioso
de tradiciones y creencias
dependiente a su vez
de avasalladora globalidad
monetizada regida por la anónima
organización de red de capitales
Pero aún podemos valorar
nuestra sofocada libertad
sin someter el pensamiento
a lo que quieran los demás
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